Tu aroma ya recorre por todo mi cuerpo y un dulce sabor a sal mi boca. Una pequeña brisa entra por la ventana abierta y tus vellos se ponen de punta. La sabana blanca que cubre mi desnudo cuerpo se mueve al compás del aire hasta destaparme parte de él. Entonces tu mano se coloca en mi pierna y la acaricia suavemente. Mientras, te acercas a mi más y más. Al llegar a mi oído me dices a un tono bajo.- Te quiero.- Y ese es el momento en que mis vellos se ponen de punta
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